Esta noche, antes de las diez me llamó Juán Carlos y me da la infausta noticia de la trágica muerte de mi amigo Lucho Yáñez y vista en la televisión. No lo podía creer. ¡Lucho muerto! ¡Qué pena! Un pobre sujeto que bebió demasiado por la derrota de la selección peruana de fútbol y manejando irresponsablemente su automóvil, al ser detenido por la policía, fugó y en su loca carrera se estrello contra el automóvil de Lucho Yáñez, matándolo en forma instantánea. Fue en la esquina de la Av. Universitaria y la avenida San Felipe, lugar en el que los choferes de combis y buses, hacen lo que les da la gana. El borracho cruzó en luz roja para fugar, atropellando a mi amigo.
Este blog no es necesariamente un espacio para dar reportes de esta naturaleza. Lo que nos lleva a escribir es nuestra indignación. Lucho Yáñez, fue amigo de casa y tuvimos una relación muy singular cuando nos servía de compañía con nuestro amigo en común Gonzalo Chávez, durante la ausencia de mi esposa en España. Su espíritu luchador lo llevó a ingresar al mundo de la cocina y la verdad es que supimos de su sazón y bondad. Era un hombre muy versátil. Nos sorprendió cuando nos mostró su faceta de artista y guitarra en mano, nos deleitaba con canciones que lo retornaban a su Camaná querido.
Fue una etapa en la que tenía a mi lado a mi querida suegra Zoila Quiróz Perasso, quien se divertía con las ocurrencias de Lucho Yáñez. Nació una amistad que no presentí y nos demostró su voluntad de servicio, cuando enn una ocasión mi hijo Juán Carlos se fracturó el brazo. Debía acudir al Hospital Loayza y tuvo la gentileza de pilotear mi automóvil y ayudarnos en todo lo que ese momento nos demandó. Es algo que jamás olvidamos mi hijo y yo. También nos trasladaba en todas las ocasiones que requeríamos de sus servicios de taxista. Un verdadero y entusiasta colaborador que jamás decía no. ¡Qué pena Lucho!
En sus momentos de juventud y ya casado, logró formar una familia a la que la dotó de casa propia. Laboró en las Empresas Eléctricas y llegó a ocupar importante puesto ejecutivo. Gallero de raza, poseía en su casa toda clase de gallos de pelea, uno sus hobbys predilectos. Juán Carlos alternó con sus hijos y supo de la grandeza de Lucho Yáñez, quien no negaba nada a su familia y lo entregaba todo. Lamentablemente esa etapa tuvo su fin y volvió a formar otro hogar, el que conocí y del cual tuvo un hijo y al que vi declarando en la televisión con respecto a la muerte de su padre. Nos sorprendió su ecuanimidad, a pesar de su tragedia.
La urbanización Santa Isabel está de luto. Muy conocido por ser magnánimo y pura "chamba". Se dedicó a ganarse el sustento para los suyo, taxeando. Con toda su historia vivida y que compartió con nosotros, jamás dijo no a las nuevas oportunidades. Hizo de todo. Un hombre de muchos valores y que lamento haya tenido un final tan lamentable. Mis condolencias a su familia y en especial a su amada hermana y sobrinos en "Madreselvas". De lo que estoy seguro es que tiene un lugar en el cielo y ya se encuentra gozando del favor de Dios. No estamos enterados de su velatorio ni el lugar en el que serán venerados sus restos. Sólo nos queda decirle: "Amigo, cumpliste como nadie y por algo bueno será que has partido antes". Descansa en Paz. Gracias.