Martha Hildebrandt. |
Todo ser humano cuando llega a un grado de superación y de acuerdo a sus sensibilidades, tiende a lo que conocemos como egocentrismo. Por ejemplo, los éxitos del gobernante de un país o los de un alcalde municipal se exhiben rimbombantes a modo de demostración orgullosa de los mismos. Esto sucede en todo medio social y especialmente en el mundo intelectual. Esta vez me refiero a una excelente entrevista a Martha Hildebrandt por el polémico periodista y figura de la televisión Beto Ortiz.
Afloran los recuerdos de la lingüista y se llega hasta su niñez. Habla que intervino como bailarina en los inicios de la televisión en el Perú y se refiere a aquella demostración que se realizara años "HA", 1949, en el Colegio Guadalupe en circuito cerrado y que también recuerdo porque allí estuvimos. Actuó muy niña frente a cámaras y ocasiona que el entrevistador se sorprenda de su gusto por la música y que ella rechaza con la dureza propia hasta consigo misma. No pierde su manía a ver todo lo que la rodea por debajo del hombro. Un mal adorno.
En realidad sólo llegamos a ver la parte final de la entrevista y bastó para analizar a ambos protagonistas y corroborar un concepto que tenemos de ellos. Son dueños de una sabiduría que sobrepasa la modestia y agrede al ignorante. No todos lo sabemos todo. El más ilustrado, es ignorante si no sabe algo de tal o cual tema. El polémico periodista ha vuelto a lo que nunca debió dejar. El periodismo es su línea y allí está bien. Cuando lo hizo en el mundo farandulero y grotesco, se convirtió en ser aberrante.
Beto Ortiz |
Por supuesto es mi observación particular y no puedo callar mis gustos o apreciaciones. Gracias a Dios tiene coincidencias generales con las de otros opinantes y eso nos libera de un "mea culpa" que nos preocupa. Lo importante es opinar. Esta pareja de ilustrados, es el clásico reflejo de quienes llegan a una altura en la que destacan por sus maneras de hablar o comportarse. No necesariamente populares, pero que sienten el peso de la fama y caen en el engaño de sentirse dioses.
Nos agrada la franqueza de Martha Hildebrandt y me imagino lo que dirá de este artículo en cuanto lo lea. Quizá su naturaleza o el apellido influyeron en su personalidad. Sin tener su antipatía, César, el hermano, más exitoso que ella, tiene igual temperamento. Eso le ha causado su lejanía forzada de la televisión y nos extraña que no aflore algo genial de su cuño para verlo otra vez. A este señor si se le extraña. No puedo decir lo mismo de la hermana que, gracias al voto, seguirá en su casa.
Repetiré que jamás me imaginé escribir públicamente. Debo agradecerlo a mi "colon". Me distraigo tanto que "el camina para atrás", se ha alejado. De algo servirá para que estos personajes no se dejen engañar por la falsa fama y pongan los pies en el suelo por que son de carne y hueso. Desarrollar la inteligencia no lo es todo. Ellos han logrado el máximo y no han conseguido lo que debe ser el objetivo de un gran triunfador: la fama, simpatía y plausos sinceros. Gracias.